Ortega opina que el ser humano es un centauro ontológico, producto de su naturaleza y de sus primeros avances tecnológicos que desarrolló para superar sus necesidades de supervivencia ante un medio hostil. Por la imperiosa necesidad de sobrevivir el ser humano comenzó a habilitar y construir viviendas, a fabricar vestidos y calzado, a producir y controlar el fuego o a construir algunas vasijas para conservar agua y comida, etc. Estas consecuciones no respondían a ningún plan previo, simplemente, el ser humano resolvía los problemas de mantenerse alimentado, vivo, protegido y tan confortablemente como le fuera posible, según las dificultades que le iba presentando la naturaleza, de forma fortuita y sorpresiva. En este periodo primitivo de la historia de la humanidad existía una clara retroalimentación entre la naturaleza humana y la tecnología: el ser humano creaba la técnica y ésta le ayudaba a mantenerse vivo. La técnica que surgió en ese periodo de la historia de la humanidad Ortega la denominó técnica del azar.
Asumiremos las limitaciones y la falta de precisión que supone quitar de en medio, con un trazo grueso, los miles de siglos que median entre la aparición de hombre, hace 200.000 años, hasta el cuarto milenio a.C. en el que se ha registrado en la antigua Mesopotamia el tránsito de los últimos asentamientos neolíticos hasta la aparición de las primeras ciudades. Partiremos de la estructura social y económica de ciudades de la antigua Mesopotamia, como Ur, Nippur, Umma, Adab, Zabalan, Uruk y veremos el cambio del papel de la tecnología en la vida del ser humano.
En estas ciudades, además de atender esas necesidades perentorias para la subsistencia del hombre del neolítico, la tecnología dio un paso adelante. El hecho de aparecer colectividades humanas conviviendo en una ciudad con intereses comunes hizo que surgieran nuevas actividades necesarias para la vida diaria de la comunidad tan fundamentales como: una cierta organización social, el reparto de las tareas necesarias entre las diferentes personas en la ciudad (lo que era una antecedente un antecedente de los oficios), la fabricación de nuevas armas y herramientas, la previsión de un futuro común para la colectividad (que se basaban en la aceptación de una organización social, en unas creencias comunes y en el almacenamiento de alimentos y de distintos materiales.
Si tomamos la imagen de las ciudades sumerias podemos imaginar que estas primeras ciudades de la humanidad se formaron por el asentamiento de gentes nómadas del territorio y que, gracias al desarrollo de la agricultura, se hicieron sedentarios y comenzaron a construir aldeas permanentes. Lo que parece claro es que, en la baja Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, se inició el desarrollo de las sociedades agrícolas frente a las sociedades nómadas de cazadores y recolectores.
Estas ciudades eran frecuentemente rivales. Estaban separadas por un terreno de nadie, por el que deambulaban pueblos nómadas dedicados al pastoreo.
La organización de las ciudades sumerias estaba encabezada por una autoridad político-religiosa, integrada por sacerdotes y organizada en torno al templo, como el dedicado al dios Anu en Uruk. Desde el templo se dominaba no solo la religión, sino que, además, se controlaba la política y la economía de la ciudad. El templo era el dueño de las tierras, del ganado y del comercio y ofrecía trabajo a sus habitantes a cambio de tierras o salarios. Esto configuró en la ciudad cuatro grandes grupos sociales: los artesanos, los agricultores, los ganaderos y los sacerdotes. Además, como las ciudades se enredaban frecuentemente en guerras por el dominio de las tierras cultivables u otros problemas de vecindario, fue necesario que apareciera un nuevo grupo social: los soldados.
El progreso técnico, científico y social de los sumerios fue enorme, la ciudad de Uruk fue el primer centro urbano amurallado, sus pobladores se fijaron en torno a sus asentamientos agrarios y vivieron en casas con ladrillos de adobe secados al sol. Esta nueva forma de vida agraria y ciudadana dio forma a las aldeas y a las primeras ciudades del mundo.
Entre los inventos, descubrimientos y aportaciones culturales que nos legaron los sumerios podemos citar: la rueda (3500 a. C.) que, aunque inicialmente fue creada para favorecer el trabajo de los alfareros, pronto se aplicó para el desarrollo del transporte, con el éxito que conocemos. Una importancia excepcional la tuvieron el descubrimiento de la escritura cuneiforme (3300 a. C.), el uso sistema sexagesimal (de gran importancia para las determinaciones astronómicas, y el del cálculo matemático, realizaban con los dedos de una mano. En arquitectura utilizaron el arco de medio punto y la bóveda de cañón, en agricultura la invención de la azada y uso del arado tirado por animales. Y en agricultura la construcción el desarrollo de los canales de regadío para extender las tierras cultivables.
LOS GREMIOS Y LA ENSEÑANZA DE LA TÉCNICA
Con la aparición de las ciudades y la especialización laboral, una parte de la población pudo dedicarse a otras actividades distintas de la agricultura y de la ganadería y aparecieron multitud de oficios o gremios, tejedores, mercaderes herreros, tintoreros, panaderos, guarnicioneros, armeros, cerrajeros y joyeros, etc, que eran partes esencial de la trama social y productiva de las ciudades, lo que dio lugar a una nueva clase social que podíamos llamar ciudadana o burguesa (por aparecer en el burgo).
En el siglo XI, los primeros gremios se asentaban en la protección de las ciudades, pero los comerciantes necesitaban protección adicional para ellos y sus mercancías mientras viajaban por las rutas comerciales locales y extranjeras y comenzaron para proteger y asegurar sus negocios. A partir del siglo XII, los gremios se organizaron según el ramo de los comerciantes y los profesionales, como los médicos, entre otros, antes de que la idea se hiciera extensiva a casi todos los artesanos.
A finales de la Edad Media se constituye una nueva clase social influyente que podemos llamar sintéticamente ciudadana o burguesa, laboralmente estructurada en gremios. Los gremios de mercaderes y artesanos se habían creado en la Europa medieval con la idea de que sus miembros se beneficiaran de una ayuda mutua, se mantuvieran los estándares de producción y se redujera la competencia. Además, con su organización, los miembros del gremio podrían lograr una cierta influencia política.
Había dos tipos principales de gremios: gremios mercantiles para los comerciantes y gremios de oficios para los artesanos calificados debían saber leer contar, escribir, medir y para eso necesitaban un plan de enseñanza.
En aquel momento había dos tipos de enseñanza: La educación caballeresca y la educación monástica. Con la educación caballeresca se debían alcanzar, como actividades sociales, las siete perfecciones del caballero: cabalgar, tirar con arco, luchar, cazar, nadar, jugar al ajedrez y versificar. En lo referente a la formación intelectual la formación intelectual el caballero que, con una economía y una vida social y un pensamiento dominados por la iglesia, debía aprender todo lo que ayudara a comprender mejor la fe de Cristo, y la historia.
Con ese dominio la Iglesia creó las universidades para extender el pensamiento que en señaba en las escuelas monásticas y catedralicias, las cuales no satisfacían las necesidades de una educación completa dicha, ya que en estas escuelas solo se discutía sobre cuestiones filosóficas y teología. Pero en la universidad, en esta primera época, la universalidad no se tradujo en apertura a nuevos temas, sino más bien a su apertura a todos los estudiantes de todos los países..
Con esta situación muchos gremios necesitaban una enseñanza diferente y, de nuevo esta necesidad fue cubierta en primer lugar por el gremio de comerciantes con las escuelas de ábaco que aparecieron en Italia a partir del siglo XIII. Si programa de estudios estaba dirigido al comercio y ponía especial atención en las matemáticas y el álgebra, entre otras materias.
Estas escuelas se originaron después de la publicación de Libro del ábaco (1202) de Leonardo de Pisa; Fibonacci. En el libro introdujo el sistema de numeración Indo-Árabe. Las escuelas de ábaco fueron fundamentales para la formación matemática, geométrica y económica de los comerciantes y estudiosos de diferentes gremios. Además, contribuyeron al desarrollo científico de esas disciplinas con su lenguaje sectorial (adaptado a las prácticas comerciales) y su estilo propio.
Las ciudades y los gremios medievales crearon escuelas con lo que surgió una nueva vía académica en la educación seglar medieval. La educación gremial, que tenía un carácter profesional. El alumno comenzaba su educación en un taller con un maestro de la profesión, tras un periodo de seis años aproximadamente adquiría el grado de oficial. Posteriormente, se podía obtener el grado de maestro, que era la titulación superior de la estructura gremial, a la que se accedía tras la superación de un examen teórico y una prueba práctica. Con este grado el maestro tenía la posibilidad de abrir un taller propio, contratar obras o de establecer formas de comercialización.
Los gremios medievales de Europa poseían un ámbito local, tenían carácter obligatorio y estaban regidos por un estatuto especial. Algunas normas, como la de abrir nuevos talleres con nuevos maestros, que aumentarían la producción tenían ciertos condicionamientos; el maestro solicitante tenía que contar con la autorización del gremio, con lo que el gremio tenía la capacidad de limitar la oferta de trabajo según cada situación concreta. Con normas como esta, los gremios consiguieron un equilibrio, entre la demanda de trabajos y obras y la oferta de talleres activos, garantizando el trabajo a sus afiliados, su prosperidad y los sistemas de aprendizaje.
A medida las ciudades crecieron, fueron apareciendo escuelas municipales, con un carácter eminentemente práctico un carácter eminentemente práctico orientadas a los oficios y, además ofrecían otras materias de humanidades como la literatura, la geografía o la historia. Estas escuelas organizadas por un director nombrado por el alcalde que se encargaba de seleccionar a los maestros. Esta situación se mantuvo hasta el siglo XVIII. Los gremios consiguieron equilibrar la oferta y la demanda evitando la competencia
Los gremios a lo largo de la Edad Media se habían desarrollado y reglamentado en una sociedad eminentemente agrícola. Los artesanos habían vivido de forma más o menos confortable en esa sociedad, en la que los intercambios comerciales se realizaban mayoritariamente en el marco ciudadano y los gremios eran instituciones fuertemente insertadas dentro de los poderes locales. Todo cambió desde el siglo XVII con la expansión La expansión de los mercados internacionales permitió el intercambio de bienes y la diversificación de la economía. Lo que generó un aumento en la producción, en la demanda y la competitividad en la agricultura y la ganadería; la aparición del capitalismo mercantil y el comercio internacional que propició el intercambio de bienes y la acumulación capitales; el desarrollo de la banca y el sistema financiero que promovió la inversión y el crecimiento económico. Sin olvidar la explotación de recursos naturales en las colonias que proporcionaron disponer de materias primar abundantes.
Todas estas circunstancias propiciaron que la estructura gremial de la sociedad de fuera debilitando hasta desaparecer,