SERENDIPIA: LA SUERTE EN LOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS

Una serendipia es un descubrimiento afortunado, valioso e inesperado que se realiza de forma accidental, casual, o cuando se está buscando una cosa distinta. Lo que vamos a ver aquí en qué sentido se dan este tipo de descubrimientos en la ciencia.

El término tan extraño: serendipia procede del neologismo inglés serendipity, término inventado por H. Walpole (1717-1797) en 1754 a partir de un cuento tradicional persa titulado Los tres príncipes de Serendip, en el que los protagonistas, príncipes de la isla Serendip, (antiguo nombre persa de la isla de Ceilán), resolvían sus problemas y salían airosos de sus venturas gracias a increíbles casualidades.

En español un descubrimiento por serendipia sería un hallazgo obtenido de chiripa, de chamba, de pura suerte, etc. No obstante, la ciencia realiza sus investigaciones siguiendo programas de investigación y lo que se puede esperar recorriendo caminos racionales son cosas previsibles, el resultado no suele ser sorprendente, pero, a veces, se descubre algo no esperado. Pero, ¿cómo podemos ver que algo que hemos encontrado buscando otra cosa, siguiendo una línea de investigación determinada es útil en otro sentido? Después de todo los proyectos de investigación se elaboran a partir de lo que ya conocemos y no es fácil dar sentido a los resultados que aparecen fuera del sendero que marca el método de investigación, por otra parte, para pescar hay que estar cerca del agua, y los descubrimientos los hacen los científicos que están que están preparados para apreciarlos.

Por ello es importante que los investigadores tengan una formación amplia, una visión de diferentes ramas de la ciencia y de la tecnología, así como de las necesidades sociales y los sentidos abiertos para detectar la utilidad de lo inesperado que pueda parecer a lo largo de sus investigaciones.

A continuación, se exponen tres descubrimientos famosos que se han considerado serendipias

LA PENICILINA

Una serendipia famosa fue el descubrimiento en 1928 de la penicilina por A. Fleming (1881-1955), por el que recibió el Premio Nobel de medicina en 1945.  El descubrimiento tiene un toque de fortuna, ya que, cuando estaba estudiando las mutaciones de ciertas colonias de estafilococos, una placa de los cultivos de estas de bacterias, se contaminó accidentalmente por un microorganismo procedente del aire exterior.

A. Fleming (1881-1955),
A. Fleming (1881-1955)

Comprobó que era un hongo y observó, que alrededor de él, no crecían las bacterias. Dedujo que en la placa había algo que las mataba y, aunque él no consiguió aislarla. Identificó la sustancia, que era el hongo Penicillium notatum. El accidente dio inicio al descubrimiento de la penicilina cuyo hallazgo revolucionaría los métodos terapéuticos, dando inicio a la era de los antibióticos y de la medicina moderna. Aunque el descubrimiento fue accidental Fleming y muchos investigadores estaban trabajando para desarrollar un tratamiento para curar las infecciones bacterianas. Fleming tenía el curriculum del investigador moderno. En 1901 comenzó a estudiar medicina y en 1906 entró a formar parte del equipo del bacteriólogo sir A. Wright (1861-1947). En 1908 se licenció, y fue nombrado profesor de bacteriología de la universidad de Londres, ascendiendo a catedrático en 1928. En 1922 descubrió que la secreción nasal, las lágrimas y los mocos, poseía la facultad de eliminar determinados tipos de bacterias. Probó después que esa propiedad dependía de una enzima: la lisozima. Esta enzima estaba en muchos de los tejidos en de nuestro cuerpo, aunque era no era capaz de eliminar bacterias y organismos patógenos causantes infecciones y enfermedades. No obstante, el hallazgo de la lisozima fue muy ilustrativo, ya que ponía de manifiesto que había sustancias que eran inofensivas para las células de los organismos vivos y eran letales para ciertas bacterias.El equipo de Fleming y Wright seguía la línea de investigación emprendida por el bacteriólogo alemán P. Ehrlich (1854-1915), premio Nobel en 1908. En suma, la medicina andaba ya tras un resultado de este tipo, aunque los éxitos obtenidos habían sido muy limitados. Ehrlich había descubierto fármaco: el arsenobenzol, que era efectivo para el tratamiento de la sífilis sin dañar el organismo. Para validar la penicilina como medicamento había que aislarla, probar que tipo de bacterias eliminaba y probar que era inofensiva para las células de los organismos vivos.

LOS RAYOS X

En 1895, el científico alemán de la Universidad de Würzburg W. Roentgen (1845-1923), descubrió una radiación de origen desconocido en aquel momento (de ahí su nombre: rayos X) que tenía la propiedad de penetrar en los cuerpos opacos y observar su interior.

W. Roentgen (1845-1923) y la primera radigrafía de la historia: la de la mano de su esposa
W. Roentgen (1845-1923) y la primera radigrafía de la historia: la de la mano de su esposa

La radiación podía atravesar distintos tipos de materiales como el papel, la madera o el aluminio, pero no atravesaban el plomo. El descubrimiento lo realizó el 8 de noviembre de 1895.

Cuando estudiaba el poder de penetración de los rayos catódicos, observó que, mientras tenía encendido el tubo de rayos catódicos, una placa de cartón cubierta de cristales de platino-cianuro de bario emitía una fluorescencia, que desaparecía al desconectar de la corriente. La fluorescencia indicaba la presencia de un rayo que atravesaba la placa; observó que en cada descarga en el tubo de rayos catódicos se iluminaba una pantalla fluorescente situada en una mesa vecina. Después de varios días de observaciones y pruebas concluyó que el fenómeno que se producía que era capaz de velar ennegrecer una placa fotográfica lo producía una radiación desconocida diferente a la luz y a los rayos catódicos: los rayos X. En el primer párrafo de su comunicado a la Sociedad de Física y Medicina de Würzburg de diciembre de 1895, Roentgen relataba su descubrimiento del siguiente modo:

Cuando se deja pasar la descarga de una bobina de Ruhmkorff a través de un tubo de vacío Hittorf o de un Lenard suficientemente evacuado, Crookes o cualquier otro tubo parecido, y se recubre el tubo con cartón negro delgado lo suficientemente ajustado, se observa  en la habitación completamente oscura que una pizarra de papel recubierta con platinocianuro de bario, se observa que ésta se ilumina cada vez que se produce una descarga, independientemente de que la superficie recubierta esté apuntando o no hacia el tubo. Dicha fluorescencia se produce hasta 2 metros de distancia del aparato. Es fácil convencerse de que la fluorescencia proviene del aparato de descarga eléctrica y no de cualquier otra parte de la línea de conducción eléctrica.

Para esa radiación los cuerpos eran medio trasparentes y cuando interpuso la mano de su esposa entre el tubo  y una placa fotografica, pudo observar por primera vez el interior del cuerpo humano y demostraba que los rayos X eran más o menos absorbidos por los diferentes tejidos corporales (los huesos absorbían más radiación que los tejidos blandos) y eso le permitió obtener la primera radiografía de la historia. Los resultados de su investigación fueron publicados en el artículo Sobre una nueva clase de rayos.

El descubrimiento despertó el interés de los físicos por ser una radiación nueva desconocida, pero en medicina pronto se vieron sus posibilidades prácticas para el diagnóstico de enfermedades. A Roentgen le concedieron el primer premio Nobel de Física de la historia, en 1901 y Cedió el dinero del premio a la Universidad de Würzburg.

Los rayos X revolucionaron los métodos de diagnóstico médico y abrieron nuevas líneas de investigación en la ciencia y en la tecnología modernas que han cambiado el mundo en que vivimos.

 LA BAKELITA

La bakelita es un material sintético, es decir, creado en el laboratorio y que fue denominado material de los mil usos. Este material, que no existía en la naturaleza, se encontró mientras se buscaba un sustituto para la goma laca. La goma laca es una sustancia de origen orgánico que se obtiene de la secreción pegajosa del gusano de la laca (Kerria lacca). La utilización primordial de este material orgánico era como barniz para el tratamiento final de muebles e instrumentos musicales de madera, pero también se utilizaba para fabricar peines, prótesis dentales,  aislante de cables eléctricos, e incluso discos de setenta u ocho revoluciones.

La demanda de goma laca, debido a sus muchísimos usos, empezaba a ser mayor que la oferta y muchos químicos comenzaron a experimentar para buscar un sustituto sintético con resinas solubles.

L. Baekeland (1863-1944)
L. Baekeland (1863-1944)

Uno de esos investigadores fue L. Baekeland (1863-1944), le llamó la atención el producto resinoso que se formaba cuando dos productos químicos (el fenol y el formaldehído, no orgánicos) reaccionaban juntos. La combinación no era maleable y vio claramente que no era un sustituto de la goma laca. A partir de 1902, Baekeland trabajó  en ese producto para hacerlo sólido y comenzó a añadir a la reacción del fenol y el formaldehído sosa cáustica y otras bases para darle al producto resistencia al calor y a los disolventes. Cuando calentó la mezcla en un recipiente a presión para que soltara los gases lentamente con la intención de hacerla más fluida logró una sustancia que él llamó Bakelita. No logró su propósito, pero consiguió, un excelente material plástico.

La Bakelita a comienzos del siglo XX se utilizó masivamente en la industria y en el diseño. Se empleó en la fabricación de aparatos de radio, manivelas, pomos, armas e incluso asideros de cafeteras. Gracias a su aspecto lacado y, por ser un excelente aislante eléctrico, se convirtió en el material ideal para la fabricación de electrodomésticos. La bakelita apareció en un momento ideal, ya que coincidió con la emergencia de grandes mercados que estaban comenzando a cambiar el mundo como el del automóvil, el de la radio, el de la fotografía o el de la telefonía.

El artista noruego J. Heiberg (1884-1976) diseño el teléfono negro de baquelita, icono de primera mitad del siglo XX. En la actualidad la baquelita ha sido reemplazada por plásticos

En suma, la bakelita fue un producto revolucionario ya que era un nuevo material sintético que no se encontraba en la naturaleza y podía de ser fabricado en grandes cantidades. Además, era moldeable, aislante, resistente al calor y de aspecto lacado por estas razones se le encontraron aplicaciones en los campos más variados, además inspiró el desarrollo de los plásticos modernos que hoy utilizamos.

 

 

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