DEL GENIO MALIGNO DE DESCARTES A MATRIX

René Descartes (1596-1650) y Matrix
René Descartes (1596-1650)

Neo, ¿alguna vez has tenido un sueño que estabas tan seguro de que era real?.  Y si no pudieras despertarte de ese sueño, ¿cómo sabrías la diferencia entre el mundo de los sueños y el mundo real?    Morpheus

Conocer es captar y poseer con nuestra inteligencia la realidad y el comportamiento algo. Pero los filósofos han especulado desde siempre sobre si podemos asegurar que lo que captamos con nuestro entendimiento responde a la realidad o es una simple construcción de nuestra inteligencia.

El problema fundamental de la correspondencia entre el conocimiento y la realidad  consiste  en responder a la pregunta ¿cómo puedo estar seguro de que lo que percibo y creo es cierto?

R. Descartes en Meditaciones metafísicas (1641) analizó las causas que nos pueden hacer dudar de nuestros conocimientos y se planteó una duda metódica que abarcaba desde la percepción de nuestros sentidos, que nos engañan en muchas ocasiones, hasta las ideas que fabrica nuestra mente. El ejemplo que se aportaba en su argumentación no era trivial, se trataba  del movimiento de traslación de la Tierra. Parecía una realidad innegable que el Sol y los astros giraban alrededor de la Tierra, porque así lo percibían nuestros sentidos, aunque la realidad no fuera así. La idea de que la Tierra no fuera el centro del Cosmos parecía algo extravagante.

Sin embargo, aunque el modelo geocéntrico de Ptolomeo no era verdadero interpretó de una forma la estructura y el funcionamiento del Cosmos en una construcción mental que no respondía a la realidad, pero con la que se podían hacer cálculo de efemérides, determinaciones de conjunciones y oposiciones de astros o predecir de eclipses,  que se ajustaban a la realidad. Aunque la teoría de Ptolomeo no era cierta, pero salvaba las apariencias, es decir funcionaba como  fuera cierta.

El problema de salvar las apariencias fue planteado por Gémino de Rodas en el siglo I que diferenció entre el enfoque de los estudios del físico y los del astrónomo. La polémica entre los partidarios de los sistemas geocéntrico y heliocéntrico  planteó la disyuntiva  de si los modelos astronómicos debían ser simples hipótesis para salvar los fenómenos o debían ser una representación fiel de la realidad objetiva.

Descartes investigó la posibilidad de que nuestro conocimiento pudiera lograr un conocimiento objetivo de la realidad. El filósofo francés partió del supuesto de que pudiera existir un genio maligno que nos tuviera engañados y ofuscara nuestro pensamiento de modo que todo lo que conocemos del mundo no fuera más que una quimera creada por nuestra mente sin ninguna existencia real y que, con nuestra mente, no pudiéramos alcanzar ningún conocimiento real del mundo en que vivimos.

Tras largas reflexiones llegó a la conclusión que él existía y de que, aunque el genio maligno lo engañara, por mucho que llegara a engañarlo, nunca podría conseguir que dejara de existir, mientras él siguiera pensando. Dio con la conclusión: Estoy pensando, luego existo, cogito ergo sum.

Pero si la única existencia segura fuera la del cogito, ¿cómo es posible que poseamos una idea como la de infinitud, que es una de las atribuciones divinas, dado el ser pensante que yo soy es un ser finito.  Posteriormente, partiendo de la infinitud Descartes demostró que la existencia de Dios, no procede de los sentidos ni es una ficción del espíritu.

Siguió demostrando que Dios era  un ser perfecto y que todo lo que existe en nosotros proviene de él. También demostró que Dios debía ser  bondadoso y perfecto, por lo que debía  ser veraz. Una vez probada la existencia de Dios, Descartes pudo desandar el camino recorrido en el proceso de la duda metódica con el simple argumento de que un Dios bueno, no puede engañarnos, por lo que  la hipótesis del genio maligno debía ser eliminada. De esa conclusión   deriva dos consecuencias decisivas:  se garantiza la existencia del mundo exterior y  el hombre recupera la confianza en la razón y la fe en el conocimiento, pudiéndose fiar nuevamente de la razón

Ahora bien la confianza en la razón debe limitarse para Descartes a aquellas ideas que se perciban de manera clara y distinta. Sólo dichas ideas se  corresponden con la realidad

El genio maligno cartesiano se ha concretado en la actualidad  en la  ciencia ficción cinematográfica en películas  como The Matrix (1999). En esta película se trabaja con la idea ¿Qué sucede si todo lo que se fragua en nuestro cerebro: pensamientos, sentimientos y sensaciones, fuera obra de un genio maligno  o, simplemente, el desarrollo de un sofisticado programa informático?

El protagonista de la película The Matrix, Thomas Anderson, alias Neo, descubre que el mundo en el que vive es una ilusión creada por máquinas sensibles que se volvieron contra sus constructores y se apoderaron del mundo. Las máquinas actuaban como el genio maligno cartesiano y confunden la percepción de los hombres  esclavizándolos en un mundo virtual: El Matrix. Las mentes de los hombres están conectadas a una simulación social que representa el final del siglo XX y las máquinas utilizan a los humanos para conseguir energía en un sofisticado pastoreo que ejercen las máquinas sobre los humanos.

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