LA COSMOLOGÍA EN LA GRECIA CLÁSICA. ANAXÁGORAS DE CLAZOMENE Y EL DELITO DE IMPIEDAD

COSMOLOGÍA EGIPCIA
COSMOLOGÍA EGIPCIA

Las concepciones primitivas del universo estaban determinadas por los eventos terrestres y el cielo como tal, solía considerarse como envoltura de nuestro planeta. Era el cielo del que colgaban las estrellas y se suponía habitado por serie de personajes extraordinarios que se encargaban de dar movimiento a la Tierra. Los poderes de esos dioses sobre la Tierra eran tanto mayores cuanto cerca estaban de ella. Civilizaciones con cielo protector fueron la egipcia, la india o la mesopotámica y muchas más. Según varios antropólogos estas cosmologías respondían a una necesidad sicológica de delimitar el marco en el que desarrollaban sus actividades el hombre y sus dioses.  Pasaron muchos siglos hasta que se pasó de una cosmología, como la egipcia, para la que la Tierra era una especie de disco plano con un cielo envolvente, morada de dioses, a una cosmología como la occidental, mecanicista capaz de dar explicaciones racionales a los acontecimientos observados en distintos fenómenos naturales.

La pura observación mostraba diferencias notables entre el mundo terrestre y el celestial. En el cielo los movimientos de los astros se mostraban invariables y ordenados, aparentemente se movían en círculos y cada noche volvían a aparecer para seguir con su eterno movimiento,  mientras en la Tierra todo cambiaba y con variaciones que no parecían respetar una ley; los seres vivos se morían, el agua se helaba, las llanuras se inundaban, los bosques ardían, la tierra temblaba…Lógicamente se pensó que los cielos estaban fabricados un material diferente de los que estaba hecho el mundo terrestre. Por todo ello, se aceptó que la Tierra y sus alrededores estaban hechos de cuatro elementos inestables: tierra, agua, aire y fuego y el cielo estaba hecho de un elemento perfecto estable e incorruptible llamado éter.

Sin embargo, por razones que hoy se nos hacen difíciles de comprender, por estar relacionados con la visión cosmológica de mundo y por estudiar el cielo, que era la casa de los dioses, los estudios de astronomía entraron en el Código Penal ateniense  aunque fue una cláusula introducida tardíamente.

Inicialmente en el Código se incluían cuestiones que se ocupaban de los delitos de persona contra persona, como el asesinato, el robo o el falso testimonio, pero pronto introdujeron artículos sobre costumbres, de cierto corte moral e ideológico y, sobre todo, leyes sobre otras acciones que los atenienses consideraban que definían su propia identidad como pueblo. Entre estas cuestiones identitarias, entraron los cargos criminales de impiedad o gran maldad – ἀσέβεια (Asebeia)- en que incluían como delitos la profanación y desprecio de objetos divinos, el desacato o blasfemia contra los dioses del estado, falta de respeto a su propia historia y, en particular, las faltas de respeto hacia los antepasados muertos.

Estas estos delitos de impiedad fueron medidas, político-religiosas encaminadas a mantener la hegemonía ateniense sobre todos los pueblos del Mediterráneo.  Y las medidas se pueden entender partiendo de esa idea. Los atenienses estaban orgullosos de ser la primera potencia del Mare Nostrum y tomaron una serie de medidas legislativas para mantener lo que consideraban los pilares de su hegemonía, comenzaron por legislar sobre su lengua escrita, precisando el uso de determinadas letras, que les permitía exhibir una unidad social respecto a los demás pueblos.

Lo segundo que legislaron los atenienses, después de la lengua escrita, fueron las pautas sobre la aceptación de sus cultos y creencias. Manifestando que no se permitiera la expresión pública de otras formas de entender el mundo, ni serían acepadas formas extranjeras de concebir la realidad que dieran visiones diferentes de las atenienses. Y que esas formas nuevas no pudieran incorporarse en la sociedad general ni tampoco en los ámbitos artísticos o literarios de Atenas.  Todo esto constituía un marco para sentar las bases de la Formación del Espíritu de la polis ateniense para seguir siendo una potencia del Mediterráneo y dejaba claramente delimitado lo qué era el delito de impiedad en el que incurrieron, entre otros, Anaxágoras (500 – 428 a. C) y Sócrates (470-399 a.C.).

En la condena por impiedad de Sócrates se aportó el agravante de que Sócrates hacía referencia a un nuevo dios que él había introducido. (Sócrates hablaba de la existencia de un daimon en su cabeza que actuaba cuando tomaba decisiones). Un  daimon  era un dios la creación de nuevas divinidades estaba clasificada como el delito de impiedad ya que los dioses del Olimpo representaban un conjunto de valores y de ideas que eran modelo la sociedad griega.

Anaxágoras de Clazomene (500 - 428 a. C.)
Anaxágoras de Clazomene (500 – 428 a. C.)

Debemos señalar que Anaxágoras que fue el primer filosofo extranjero que se asentó en Atenas procedente de Clazomene, en Asia Menor y heredero de la tradición Jonia de Mileto, enraizada en Tales que trataba de descubrir la verdad mediante la observación de los fenómenos en lugar de explicarlos por medio de mitos sobre dioses con forma humana. Seguramente la escuela de Mileto dio el primer paso hacia la formación del pensamiento científico.  Atenas se lanzó contra la nueva filosofía de la naturaleza que traía Anaxágoras y, prácticamente en el mismo instante en el que se conseguía instalar, fue introducida en el Código Penal una cláusula que la catalogaba de una actividad peligrosa, susceptible de ser considerada como un grave delito de impiedad. El artículo del Código ateniense decía: incurrirán en el delito de impiedad quienes no crean en las cosas divinas o impartan enseñanzas sobre los fenómenos celestes.

La Cosmología de Anaxágoras afirmaba que los astros eran cuerpos de piedra, no de éter. Decía que el Sol es una roca incandescente con luz propia, mientras que la Luna era una piedra opaca que reflejaba la luz del sol. Estimó que el tamaño del Sol era más grande que el Peloponeso. Lo que constituía un claro delito de impiedad por los que fue castigado al destierro.  Anaxágoras tuvo que acatar la sentencia por impiedad y fue desterrado, a la polis de Lámpsaco, donde murió. Aristóteles en su Retórica habla de la vida de Anaxágoras en Lámpsaco y se sorprende de que en esa ciudad apreciaran mucho a Anaxágoras y a su filosofía, pese a ser extranjero.

Su principal novedad en astronomía fue la correcta explicación de los eclipses de Sol y de Luna, lo que significa un gran avance en el siglo, V. Anaxágoras aportó el valor del conocimiento de los sentidos, frente al desprecio por el conocimiento que nos llegaba por los sentidos de Parménides (530 – 470 a. C) que decía que lo que nos proporcionan los sentidos, es decir, el cambio y la variación de las cosas existentes no eran más que apariencias y que sólo existía una realidad eterna: el Ser.

Anaxágoras también realizó importantes investigaciones en biología la respiración de los peces, sobre la anatomía del cerebro. Pero el delito de impiedad en Atenas y las ciudades satélites parece que perduró, De hecho, también Aristóteles (384-322) fue acusado de impiedad cuando, tras la muerte de Alejandro Magno, se produjo en Atenas una violenta reacción contra Macedonia. Aristóteles era macedonio y fue preceptor de Alejandro por lo que enseguida fue acusado de impiedad y huyó de aquella Atenas falleciendo al año siguiente en Calcis. La tradición le atribuye la frase pronunciada en el momento de abandonar Atenas: no quiero que los atenienses cometan un segundo crimen contra la filosofía. (seguramente refiriéndose a Sócrates)

Pero los griegos practicaron la astronomía, realizaron predicciones de eclipses y la aparición de astros en el firmamento. Pero los astrónomos de Grecia efectuaron avances sobre todo en la interpretación simbólica de los datos recibieron de Egipto y Mesopotamia . Los griegos realizaron grandes avances en astronomía teórica, interpretando y encajando en un modelo teórico las observaciones hechas por las culturas anteriores (tratando de evitar el delito de impiedad). Las trasferencias de estos saberes los conocemos gracias al testimonio del historiador Herodoto de Halicarnaso (484 – 425 a.C.).

En primer lugar, Pitágoras (570​ – 490 a.C.) y, posteriormente, Platón (427-347 a. C) y Eudoxo (390-340), buscaron y propusieron un modelo matemático de cosmos (sin preguntarse por la naturaleza de los astros ni por las causas de sus movimientos) en el que pudiesen encajar todos los fenómenos conocidos observacionales conocidos. Pero el modelo no se ajustaba, en muchos casos, con las observaciones directas, y era necesario complicar más el modelo matemático para dar una explicación a las observaciones reales.

Dentro de la línea de la astronomía matemática están a Aristarco de Samos (310-230 a.C.), Hiparco de Nicea (190-120 a.C.) y, posteriormente, Ptolomeo (100-170 d.C.), autor del Almagesto. Esta obra junto con el De caelo de Aristóteles (que proporciona el fundamento simbólico-filosófico) fue el compendio astronómico-matemático de referencia hasta el siglo XVI.

 

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