Aristóteles (384 a.C.-322 a.C.) impartió en el Liceo un curso de ciencias naturales. Aconsejaba empezar el curso por una descripción abstracta de la naturaleza, luego estudiar el movimiento de las estrellas, para seguir con la química, la meteorología y la geología en riguroso orden, para acometer, finalmente, el grueso del estudio, que era el conocimiento de los seres vivos, desde el más humilde a nosotros.
En los estudios de la zoología se debían tratar la morfología comparada, la anatomía funcional, el movimiento, la respiración, la muerte y lo que hace que los animales vivan , perduren y se renueven. Con estos supuestos, también, de la reproducción de loa animales y del de la evolución del desarrollo embrionario. Las cuestiones sobre las plantas se han perdido, pero se conservan las de su discípulo Teofrasto. El filósofo recopiló su material en Historia de los animales gracias, en buena parte, a escritos médicos hipocráticos y a la información de pescadores, pastores, cazadores.
Teofrasto (371 a. C. – 287 a. C.) escribió las obras De historia plantarum y De causis plantarum, en las que se recopilaban una gran cantidad de datos y una organización del repertorio botánico. donde hizo la primera clasificación sistemática de las plantas. Estableció una clasificación algo artificial y con muchos conceptos, no obstante, es considerada como la primera clasificación según propiedades comunes de las plantas. Distinguió entre las hierbas las plantas anuales, bienales y perennes. En De Causis Plantarum aportó conceptos globales útiles para la clasificación de las flores como hipoginia, periginia y epiginia, también aportaba una diferencia entre plantas monocotiledóneas y dicotiledóneas. Además aportó una descripción de 480 especies, muchos de cuyos nombres se conservan hasta hoy como Crataegus (majuelo), Daucus (zanahoria), Asparagus (espárrago) o Narcissus (narciso),
Teofrasto observó ideas básicas sobre diversos tipos de reproducción asexual y sexual, aunque este criterio no lo utilizó para clasificarlas. Acabó el libro incluyendo una lista descriptiva de plantas medicinales, que era el principal interés por el que se estudiaban las plantas.
La clasificación es un primer paso para entender lo que observamos y nos permite interpretar lo que investiguemos con mayor amplitud y profundidad. Por ello, clasificar es una de las actividades fundamental en la ciencia. En un sistema de estudio clasificado de plantas y animales se pueden descubrir relaciones entre sus componentes que no son apreciables a simple vista. Por consiguiente, describir, catalogar y ordenar son tareas fundamentales en el estudio de la naturaleza. Así lo consideró desde en la Grecia clásica.
Un sistema de clasificación de animales o plantas proporciona una disposición de los datos para tener en cuenta todas las formas de vida conocidas, pero también permite, analizando sus analogías y diferencias, descifrar su origen y evolución.
Durante muchos siglos, la botánica estuvo ligada a la medicina y a la farmacología. La obra del farmacólogo griego Dioscórides (40 – 90), que fue médico militar en las legiones romanas de Nerón (37-68) y pudo recopilar y describir las propiedades curativas de más de un millar de plantas, tuvo una gran relevancia en el Renacimiento, pero, a partir del siglo XVII, aunque no se abandonó el estudio de las plantas con finalidades médicas, se cambió su orientación. y se amplió el estudio de las mismas. Las plantas empezaron a estudiarse por ellas mismas, consideradas como seres vivos completos y no mayoritariamente por sus propiedades curativas. Y así comenzó una nueva era para la botánica.
Aunque hubo antecedentes, como el John Ray, fue C. Linneo (1707-1778) el que sentó las bases del esquema moderno para nombrar a todas las plantas (y a los seres vivos en general) en un sistema binario, que es semejante al de nombrar identificar a las personas por su nombre y apellido. Comenzó utilizando conceptos de género y especie
Al clasificar no destacaba las individualidades aisladas con independencia del resto, sino que ponía a los individuos en relación. Su Sistema natural (1735), fue el primero de una serie de trabajos en los que presentó su nueva propuesta taxonómica las especies de los reinos animal y vegetal. En 1751 Linneo publicó su Filosofía botánica; en este libro, aceptando la creencia general de que las especies habían existido desde siempre tal y como se conocían y que cada especie había aparecido por separado y de manera aislada, afirmaba que era posible elaborar un sistema natural de clasificación de las todas las especies. Este posicionamiento científico se llama fijista y Linneo lo compartió, como todos los naturalistas de su tiempo, hasta Ch. Darwin (1809-1882).
Y, aunque en su taxonomía reunía, según características externas observables, diferentes grupos de individuos y unía diferentes especies en géneros, juntaba los géneros en familias y a éstas en órdenes, luego agrupaba los órdenes en clases y a las clases en tipos o phyla, que, a su vez, se encuadraban en reinos, descartó la idea de antepasado común.
El sistema de clasificación de Lineo era jerárquico, en el que los organismos se clasificaban en una serie ascendente de grupos (taxones) contenidos unos en otros en sucesión siempre creciente, basado en los órganos sexuales de las plantas, algo que no dejó de levantar cierto revuelo en su tiempo (especie es el conjunto de individuos que pueden reproducirse entre ellos).
La sucesión de taxones de Linneo era:
REINO – PHYLUM – CLASE – ORDEN – FAMILIA – GÉNERO – ESPECIE
Clasificación del caballo:
REINO: Animal PHYLUM: Cordados CLASE: Mamífereos ORDEN: Perissodactilo
FAMILIA: Équidas GÉNERO: Equus ESPECIE: caballus
Clasificación del pino:
REINO: Plantae DIVISIÓN: Pinophyta CLASE: Pinopsida ORDEN: Pinales
FAMILIA: Pinaceae GÉNERO: Pinus ESPECIE: Pinus Canariensis
Desde que Linneo propuso su clasificación ha habido modificaciones en ella, pero los principios básicos originales continúan vigentes.
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Una modificación en la clasificación de los animales fue la realizada por el zoólogo francés G. Cuvier (1769-1832) al que se le considera el padre de la anatomía comparada y de la paleontología. En 1817 publicó Le Règne animal distribué d’après son organisation, en el que organizaba las especies animales en cuatro grandes grupos, lo que significaba un notable avance respecto al sistema de clasificación que había establecido Linneo.
Cuvier estudió miles de esqueletos y diseccionó cadáveres de todo tipo de animales. Llegó a la conclusión de que las estructuras animales poseían un orden. Descubrió que los mamíferos ungulados tenían unos molares especiales y carecían de grandes caninos, mientras que los depredadores tenían otro tipo de dentición, un tubo digestivo capaz de asimilar la carne. También observó que las garras retráctiles eran exclusivas de los felinos. Estas observaciones le sirvieron para clasificar el reino animal, en base a la anatomía comparada y alejándose de la idea anterior de que la clasificación de los animales era una línea continua, desde los más simples hasta el hombre, por lo que dividió el reino animal en cuatro tipos independientes (radiados, moluscos, articulados y vertebrados).
Esta clasificación se realizó teniendo en cuenta la estructura interna del cuerpo animal y el principio básico que utilizó fue que todas las partes del cuerpo de un animal estaban relacionadas entre sí y formaban un todo coordinado. Cuando estudió fósiles extrajo unas conclusiones, la primera es que el cambio gradual de una especie a otra no era posible porque no era compatible con sus observaciones (idea fundamental de la teoría de la evolución de Darwin, que mantenía que el cambio de una especie a otra, se producía por pequeñas cambios). Con el estudio de los fósiles había observado que en la naturaleza se observaban saltos bruscos, en los que se producían extinciones de grupos enteros de animales y otros grupos que aparecían en periodos de tiempo relativamente cortos.
También había observado que en los animales, cada una de sus partes está relacionada con las demás y todas juntas contribuyen a una funcionalidad. Esta observación se conoce como Principio de Cuvier de correlación de las partes y es una idea fundamental de la anatomía comparada y de la paleontología. La clasificación de Cuvier de los animales estuvo en la base de todos los tratados de historia natural del siglo XIX.
Precisamente fue el principio de correlación de las partes el que Cuvier esgrimía para defender la inmutabilidad de las especies, puesto dado el diseño eficiente de cada animal ese diseño no podía haber variado desde su creación. Además, había observado que, al analizar la fauna fósil en distintos estratos geológicos, no se encontraban formas intermedias de las especies sino extinciones y apariciones, esto es, discontinuidades bruscas. Por lo tanto, para Cuvier los cambios de la fauna eran completos y estimaba que, sin otro tipo de pruebas, las hipótesis de J. B. Lamarck (1744 -1829) eran poco fundadas.
El mecanismo de dichos cambios discontinuos lo explicó en su obra Discours sur les révolutions du globe (1822). Opinaba que las extinciones se produjeron por hecatombes geológicas y fueron a la vez repentinas y totales. Y la alternancia sucesiva de los estratos geológicos, interpretó Cuvier, que se había producido por el desplazamiento de los mares sobre la superficie terrestre (transgresiones y regresiones marinas).
El sistema de Linneo fue de importancia vital para la clasificación de las plantas particular y de todos los seres vivos en general. Es por lo que se le conoce como el padre de la botánica moderna. Su taxonomía se basó en la simplicidad, clasificando las plantas a partir de aspectos sencillos de observar y supuso un cambio importante en el estudio de la botánica de los años siguientes. La taxonomía que Linneo se aplicó a la clasificación de los animales y se fue ajustando con el paso del tiempo con aportaciones como la de Cuvier en los siglos siguientes.
El siguiente gran cambio en la taxonomía de los seres vivos se produjo con supuestos evolucionistas hacia año 1940, cuando emprendió la tarea de agrupar a los seres vivos en función de los ascendentes comunes de las distintas especies. Pero desde el 25 de abril de 1953, fecha en la que Watson y Crick publicaron su famoso artículo sobre la estructura en forma de doble hélice del ADN, la tecnología que permite estudiar en ADN impulsó esta nueva forma de clasificar los seres vivos por sus ancestros, ya que se pueden buscar elementos y secuencias comunes en el código genético. No obstante, con casi dos siglos de edad, el sistema de Linneo coexiste con el nuevo, lo que prueba lo genial de la aportación del padre de la botánica.