LA TÉCNICA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA FILOSOFÍA (I) (La técnica como parte de la naturaleza humana)

En la actualidad la técnica se considera como una aplicación de los resultados científicos y, de algún modo, como una hija de la ciencia, pero este reconocimiento es demasiado genérico y sintetizador y, además, no se ajusta plenamente a la realidad porque, como argumentaré a continuación, la humanidad ha tenido grandes avances con anterioridad a la aparición de la ciencia moderna. Avances  tales como el descubrimiento de la rueda, del dominio y generación del fuego, del vestido, de la vivienda o de la fabricación de una serie de utensilios, herramientas, armas e ingenios que hicieron sobrevivir al hombre primitivo frente al frío, el hambre, la defensa a las agresiones de otras especies, etc.

En este breve esbozo expondré, siguiendo las opiniones del filósofo español José Ortega y Gasset (1883-1955) en su obra de Meditación de la técnica (1938),  el significado y de lo que la técnica ha supuesto siguiendo en la supervivencia de la especie humana. Ortega que argumenta que la técnica es algo que va unido al hombre y que no habría habido hombre sin técnica. El argumento principal es que el hombre, para conseguir su supervivencia ha necesitado modificar la naturaleza de su entorno y mantener su acción sobre ella. En suma, Ortega concluye que sin técnica no hay hombre y que la técnica está pegada al hombre como una segunda piel formando parte de su propia naturaleza.

La reacción del hombre ante la naturaleza fue diferente a la que tuvieron otras especies animales. El jabalí, el corzo, el lobo, la rata o la serpiente se adaptaron a su medio o, al menos, no se dedicaron a modificarlo, mientras que el hombre, quizás, por nacer más desprotegido y dependiente que otros animales, ha tratado de transformar su medio para hacerlo más habitable para él. Es decir, el ser humano ha utilizado unos ingeniosos recursos para sobrevivir en un mundo que, en algunos aspectos, no le era favorable. Esos recursos eran técnicas utilizadas por una especie que, inicialmente al menos, su único objetivo era sobrevivir. Con la técnica el hombre trató de amoldar el medio a sus necesidades. Hasta el punto que, sin esa rectificación del medio natural, el hombre no hubiera podido sobrevivir.

Esas modificaciones técnicas del medio no fueron algo accidental a la condición humana, es decir, no eran cambios que se podían mantener, cambiar o prescindir según las circunstancias y los fines que se persiguieran.  Se trataba de cambios de nuestro medio necesarios para mantenernos vivos; de construir un lugar amigable para el desarrollo humano, superpuesto a la naturaleza, en el que el ser humano habitara y encontrara su bienestar; se trataba, en suma, en terminología de Ortega de la base sustancial de nuestra circunstancia vital. (Yo soy yo y mis circunstancias)

Las modificaciones iniciales estaban tan íntimamente dedicadas a mantener la vida y la condición humanas que parecían formar de una sobrenaturaleza, un medio humanizado, y en ese medio restaurado era en el que  habitaba realmente y y en que podía vivir. La técnica sería la herramienta con la que ser humano retocaba la naturaleza para satisfacer sus necesidades. Pero, sin esa técnica, la especie humana seguramente te habría desaparecido. (La circunstancia de Ortega).  Ortega en Meditación de la técnica dice:

El empeño de vivir es tan grande que cuando el hombre no puede satisfacer las necesidades inherentes a su vida, porque la naturaleza en torno no le presta los medios inexcusables, el hombre no se resigna. Si, por falta de incendio o de caverna, no puede ejercitar la actividad o hacer de calentarse, o por falta de frutos, raíces, animales, la de alimentarse, el hombre pone en movimiento una segunda línea de actividades: hace fuego, hace un edificio, hace agricultura o cacería. Es el caso que aquel repertorio de necesidades y el de actividades que las satisfacen directamente aprovechando los medios que están ya ahí cuando están son comunes al hombre y al animal. Lo único que no podemos estar seguros es de si el animal tiene el mismo empeño que el hombre en vivir. Se dirá que es imprudente y hasta injusta esta duda. ¿Por qué el animal ha de tener menos apego a la vida que el hombre?

El hombre, en cambio, se lanza a un nuevo tipo de hacer que consiste en producir lo que no estaba ahí en la naturaleza, sea que en absoluto no esté, sea que no está cuando hace falta.

La técnica no es, pues, algo periférico en la condición humana. La técnica es lo contrario de la adaptación del sujeto al medio, puesto que es la adaptación del medio al sujeto, por tanto, se trata de un movimiento en dirección opuesta a todos los procesos biológicos.

Es cierto que buena parte de los avances de que disfrutamos, iluminación eléctrica, telefonía, máquina de vapor, motor de explosión, televisión etc., son herederos de la ciencia moderna, pero ha habido avances técnicos en épocas anteriores, como la rueda, la noria, la metalurgia, la cerámica, el vidrio, el jabón etc, por no señalar un lenguaje y la escritura y la organización social. En palabras de Ortega el hombre es un centauro ontológico, una mezcla extraña de su ser y de la naturaleza circundante modificada por él, en parte natural y en parte extranatural.

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